Debo reconocer que hasta hace aproximadamente un año –fecha en la que le dije por fin “bye bye!” al maldito tabaco– mis hábitos en general no eran de los más sanos. Decidí dejar de fumar cuando mi pareja Yumma, me anunció que iba a ser papá. ¡Qué alegría me dio! Sin embargo, al mirarme en el espejo y al constatar lo grisáceo que se había vuelto el esmalte de mis dientes, decidí hacer algo en el acto y llamé a esta clínica de blanqueamiento dental en Barcelona, una clínica ubicada en Barcelona a la que conozco bien, puesto que mi madre ya me llevaba allí de niño. En ella, en efecto, dos generaciones de Garriga se han sucedido. Por aquel entonces, quien se ocupaba de la salud e higiene de mi boca era el doctor Lluís Garriga padre, a día de hoy me sigue su hijo el doctor Lluís Garriga, y a veces, cuando no está este último, la doctora Eva Garriga, hija y hermana de los precitados.
Que sea una clínica “familiar”, yo no sé a vosotros, pero a mí eso me gusta. Le da como un aire de autenticidad y seriedad que me tranquiliza mucho, a miles de leguas de todas estas modernas y frías clínicas en la que nunca te toca el mismo doctor. Porque entre que no me gusta para nada ir al dentista y lo desconfiado que soy con los desconocidos, ¡pues ni os cuento! Por ello, seguiré siempre fiel a mis principios. ¡En todo!
En fin, volviendo a lo nuestro. Llamé a la clínica dental y les conté… Me dieron cita para la semana siguiente. Me presenté a los dos días allí, temeroso y vergonzoso. Pues llevaba ya varios meses –por no decir más– sin hacerme revisión alguna ni nada de nada. Pero debo reconocer que se portaron conmigo estupendamente bien y que el trato que me dieron fue de lo más profesional y cordial. ¡Hasta me reconoció y me saludó el doctor Garriga padre con el que me crucé en el vestíbulo!
Con lo cual, después de haberme hecho un buen diagnóstico general, el equipo de la clínica decidió y me dijo que no veía contraindicación alguna a que me sometiera a un tratamiento blanqueador. Me aplicarían la técnica más adecuada de blanqueamiento dental, porque el grado de tinción de mis dientes no era catastrófico, ¡pese a lo que yo me había imaginado! El blanqueamiento dental era un procedimiento indoloro, práctico y casi sin contraindicaciones, añadió el buen doctor, no sin especificar a la vez y de manera subrepticia que la duración del efecto blanqueador dependía en gran medida de los hábitos (tabaco) y del tipo de alimentación que seguiría yo después del tratamiento de blanqueamiento dental. No hacía falta añadir más, ¡había recibido perfectamente el mensaje! Lo pasado, pasado era…
A día de hoy, soy un joven y feliz papá que luce una dentadura blanca como la nieve gracias a la experiencia y profesionalidad del equipo de dentistas de la Clínica Dental Garriga de Barcelona. Un equipo unido formado, entre otros, por varios miembros de una misma unidad familiar que trabaja con las técnicas más eficaces y modernas en blanqueamiento dental, ortodoncia, prótesis, endodoncia o implantes dentales. ¡Id y comprobaréis la veracidad de mis palabras!