En mi caso soy redactor freelance, siendo mi principal ocupación el redactar para todo tipo de blogs y páginas web, donde intento redactar de la mejor manera para que mis clientes queden plenamente satisfechos.
Al principio comencé en esto como muchos, la mala situación económica que vivía nuestro país, unido a la posibilidad de ir haciendo dinero me hizo descubrir un sector que hasta entonces vivía solo como usuario pasivo.
En estos primeros meses de actividad, solo hice una inversión, comprarme un portátil nuevo, ya que el anterior estaba lo bastante castigado como para que el relevo fuera algo necesario si es que quería seguir trabajando.
La cosa fue bien y me hice autónomo, algo que gracias a las ayudas estatales al menos los primeros meses te lo pone más fácil todo. Como iba viendo que podía ganarme la vida modestamente con ello y ser mi propio jefe, pensé en convertir una de las vacías habitaciones de mi piso en mi despacho.
Dismobel me dio la solución
Necesitaba amueblar totalmente esa habitación si quería trabajar completamente a gusto. Me puse en marcha y para ello recurrí a Dismobel, una web que vi bastante seria del sector del mueble, donde vi bastantes muebles que podían encajar con lo que yo buscaba.
Me animé a llamar y muy atentos me dijeron cuáles eran los que mejor podían venirme para mi labor profesional. La verdad que agradecí esta atención tan personalizada, ya que muchas veces uno se limita a interesarse por algo y ves que los comerciales, sea el sector que sea, lo que buscan es venderte el producto, aunque ellos mismos sepan que lo que te venden, bien por exceso o por defecto no se ajusta a lo que tu realmente necesitas.
En una semana ya tenía mis muebles en la habitación que anteriormente solía denominar mi hija “el cuarto vacío”. Unos muebles claros que tenían los toques azul oscuro de la silla y algunos detalles del mismo color a lo largo de la habitación.
Lo que tenía claro, es que mi portátil debía ser un “suplente” y debía comprarme un ordenador serio de sobremesa, por lo que me compré un Mac blanco que sirvió para completar un despacho que ciertamente quedó a mi gusto y que era ante todo funcional para que el confort y la austeridad marcase mi lugar de trabajo.
Ser redactor freelance y trabajar en casa sigue sonando extraño para muchas personas, sin ir más lejos mi suegro, que todavía no entiendo como uno puede trabajar en la comodidad de su hogar sin tener que fichar. Los tiempos están cambiando y dan nuevas oportunidades que está en nuestra mano aprovecharlas.
Al igual que mi trabajo, también se le hizo raro que fuera capaz de comprar todo el mobiliario vía online. La desconfianza en cuanto a los métodos de pago o de no acudir a la ordinaria tienda de muebles que era la única vía hasta no hace mucho eran los culpables. Cuando vio el resultado y lo bien que quedó todo volvió a quedarse descolocado.
Los tiempos están cambiado y es lógico que las anteriores generaciones en muchos casos vean casi como de locos este tipo de trabajos o de compras. A pesar de ello el tiempo va haciendo que cada vez las personas de otra época confíen más en la alta tecnología, ese camino es el que está trazado en la actualidad en nuestra sociedad y no queda otra que adaptarse.
En mi caso personal sigo formándome y trabajando duramente, no tengo jefe como decía, pero tengo clientes, los cuales a veces con sus encargos me hacen trabajar bastantes más horas de lo que lo haría siendo un simple asalariado.
A pesar de todo, el balance es positivo, yo dirijo mi destino y tengo la oficina bien nueva y reluciente al otro lado de mi dormitorio. El ahorro de tiempo y de gastos en transportes es un dato a considerar y una razón más por las que sigo pensando que la tecnología debe estar para hacerlos la vida más fácil e incluso para ser una vía más en el entorno laboral, donde algunos empleos quizás se estén quedando desfasados como las cajeras en los centros comerciales, pero que también da oportunidad a que nuevos empleos nazcan.