Uno de mis mejores amigos se ha decidido a montar un bar. Y es que el sueño de muchos españoles es montar un bar para poder reunir a todos sus amigos alrededor de una barra. En el caso de mi amigo, ya teniendo un conocimiento previo del negocio debido a que sus padres regentaron bares y restaurantes, ha decidido invertir dinero en un bar tradicional, pero con toques modernos.
Actualmente puedes andar por casi cualquier calle de una gran ciudad, y va a ser difícil no descubrir un bar. Y es que hay bares por todas partes, y bares de muchas clases. Lo gracioso de esta situación es que parece que es difícil ser original, porque como todo en la vida, existen modas que se repiten una y otra vez.
¿Recordáis hará unos ocho o nueve años cuando se puso de moda los bares de estilo “chill out”, en los que se pretendía llevarte a Ibiza sin moverte de Madrid?, de repente surgieron multitud de bares, conforme abren al cabo de unos meses cierran, y eso es debido a un desconocimiento del sector. Porque mantener un bar no es tan fácil como parece.
Y es que no nos damos cuenta muchos de los que buscamos los entresijos de los diferentes modelos de negocio. Pero tener un bar tiene una gran responsabilidad a la hora de gestionarlo. No solo por sacar adelante el negocio, que normalmente requiere de inversiones importantes para triunfar. Me estoy refiriendo al cuidado que hay que llevar con la sanidad del bar o restaurante, con el fin de que los clientes estén cien por cien seguros.
Menciono esto, porque cuando me reuní con mi amigo que quiere montar el bar, me comentó que la mayoría de lugares que visitaba que estaban en traspaso, estaban infestados de una manera o de la otra de pequeñas plagas, debido a la falta de la salubridad que tenían tanto las cocinas, como las salas de los bares y restaurantes.
No es recomendable que cuando vamos a tomar una cerveza o gin-tonic, o a comer con la familia, nos estemos fijando profundamente en la salubridad del lugar. Claramente si pones la mano en la mesa o en un tenedor, y se queda pegado, te recomiendo ir a otro sitio. Porque lo normal es que se cumplan las normas de seguridad, y eso es algo que presumimos y que tiene que ser así.
En el caso de mi amigo consiguió encontrar un local en una calle céntrica de Almería, por un buen precio, y de un tamaño correcto para montar un bar tradicional. Pero con una gran traba, y es que estaba infestado por cucarachas, debido a que los anteriores dueños no se molestaron en ningún momento de cuidar del local. Pero gracias a los expertos en plagas Control Plag, pudieron eliminar todo rastro de cualquier plaga, llegando incluso a reforzar las juntas de paredes, suelos y otras superficies para evitar la entrada de bichos.
Los insecticidas importan
Dado que tengo una gran propensión a perder la respiración cuando huelo los insecticidas, no pude ver como se desarrollaba la reforma del local, hasta ya casi acabado todo el proyecto. Y es que hay alguna sustancia en los pesticidas que me obstruye la garganta y no me permite respirar bien, incluso después de haber fumigado y haberse aireado.
Esta conversación nos llevó a hablar de los pesticidas, y de sus composiciones, y entonces descubrimos que existen estudios de expertos que aseguran que la biotecnología es la única forma de reducir el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. Por ejemplo, en la agricultura existen productos de biocontrol para proteger a las cosechas de organismos patógenos y las enfermedades que generan. Esto puede aplicarse en un futuro a los productos pesticidas diseñados por métodos químicos, cambiando la manera en la que se mueve la industria, y permitiéndome entrar antes a los lugares tratados por estos productos realizados por técnicas biotecnológicas.
En conclusión, la biotecnología tiene muchas aplicaciones médicas revolucionarias, pero por qué no aplicarlas al sector de los pesticidas, seguro que también ganaríamos en salud debido a que los productos químicos no siempre afectan positivamente.