Hay gente que siente verdadera devoción, como dirían en la gran película de Amanece que No es Poco, por lo de tunear su coche. Es decir, por cambiar el aspecto estético, el rendimiento mecánico o la funcionalidad para ponerlo según sus gustos y las necesidades del propietario.
Esta práctica surgió principalmente de la cultura de los coches deportivos y de competición, donde se busca mejorar tanto el rendimiento como la apariencia visual de los vehículos.
Hablamos por ejemplo de la Nascar o de los Rallies, es cierto que se asocia a una generación muy concreta, en especial a la los nengs, pero no es cierto. Eso, como muchas cosas en la vida, es un estereotipo.
Hay que recordar que la afición por tunear coches se ha popularizado en los últimos años gracias a programas de televisión, revistas especializadas, redes sociales y eventos que se hacen donde se concentran los amantes de esta actividad.
Y es que son muchos los aficionados que disfrutan personalizando sus vehículos para hacerlos únicos. Así quieren expresar su personalidad.
Al igual que existen otras actividades, pues el tuneo de coches es otra más. Ahora bien, hay que tener en cuenta un aspecto que es vital, la homologación.
La homologación
Y es que es muy importante debido a que es la que nos garantiza que las modificaciones realizadas cumplen con las normativas de seguridad y medio ambiente establecidas por las autoridades. De lo contrario nos podemos meter en un buen lío.
Al homologar un coche tunado, lo que estamos haciendo es poner las bases y garantizar que el vehículo es seguro y legal para circular por las calles públicas. Lo que hacemos es evitarnos evitando posibles sanciones y problemas legales, y ya os digo que suelen ser multas que son elevadas.
Además, al tener la homologación correspondiente, se asegura que las modificaciones realizadas no afecten negativamente al rendimiento y manejo del vehículo. Muchas veces queremos mejorar nuestro coche y lo que terminamos haciendo es destrozándolo.
Por eso, desde aquí animamos al que le guste lo de tunear a que lo siga haciendo, pero eso sí, teniendo en cuenta que tiene que cumplir con la normativa, y también que se ponga en manos de profesionales porque su sueño de tuneo puede acabar en una chapuza de pesadilla.
Partes para tunear
Se dice que del cerdo hasta los andares, pues por ejemplo del tuneo de un coche también se puede decir, ya que un buen aficionado puede modificar muchas de las partes de su vehículo para ponerlo a su antojo.
Lo más habitual suele ser poner alerones en los coches tuneados. Eso sí, es algo que ha evolucionado a lo largo del tiempo.
Para cualquier tipo de cambio, es fundamental garantizar que el proceso de homologación se realice correctamente. Como nos explican desde Gestécnica, los alerones pueden ser homologados de dos maneras: “como artesanales o con su marca y referencia específica”, ahora bien, para ello, “es fundamental cumplir con los requisitos legales y técnicos para garantizar la seguridad y legalidad del vehículo en la vía pública”.
Ojo al cambio de motor
El cambio de motor es uno de los aspectos más complicados a la hora de hacer tuneo. Esto está claro que hay que ponerse en manos de profesionales, ya que es una modificación importante que implica reemplazar el motor de fábrica de tu coche por uno nuevo o de mayores prestaciones.
“Este cambio puede ser de gran envergadura, ya que el motor es el componente esencial del vehículo, afectando no solo a su potencia, sino también a otros aspectos clave como el sistema de transmisión, los frenos y la suspensión”, advierten desde Gestécnica, que insisten en que “antes de realizar el cambio, es importante asegurarte de que el motor nuevo sea compatible con tu vehículo”.
Por último, uno de los aspectos que siempre se hacen en el arte del tuneo es el de cambiar las llantas y los neumáticos. Pues bien, la homologación en este caso es un aspecto crucial para garantizar que las modificaciones realizadas en tu vehículo cumplan con la normativa vigente.
Por ejemplo, para homologar las llantas, necesitarás conocer sus dimensiones, proporcionar esta información y presentar fotografías. Lo que tienes que hacer es comprobar que tanto las llantas como los neumáticos estén en perfecto estado para garantizar la seguridad y cumplir con los requisitos de homologación.
Pero como has visto lo mejor es que te pongas en manos de talleres profesionales que te pueden ofrecer un asesoramiento durante todo el proceso de homologación, asegurando que tu vehículo va a cumplir con todas las normativas y evitando problemas futuros, tanto de no poder circular como de llevarte un buen palo económico.