Esta mañana antes de sentarme a escribir estaba recordando una situación que se repite constantemente cuando paso por el parque de al lado de mi casa. Y es que los niños de hoy en día bajan al parque para sentarse en un banco y hablar por el móvil, y esto es algo inaudito en las plazas, que en verano se llenan del ruido poco armónico pero bonito de los niños jugando.
En la sociedad de hoy el día ha cobrado mucha importancia estar conectados en todo momento, ya que dependemos de Internet para enterarnos de las noticias, para mantener contacto con nuestros familiares y amigos, para comprar y un largo etcétera que no nos permite desconectarnos de la tecnología.
Sinceramente a veces echo de menos los veranos en los que te ibas al monte durante dos semanas de camping, y disfrutabas caminando por senderos, viendo paisajes y conociendo otras personas del camping. Pero esto me parece muy difícil de conseguir actualmente, ya que vamos pegados a dispositivos que nos atan a Internet y nos generan la obligación de prestarle atención.
La cuestión es que no solo cuenta con que estamos pegados al móvil, sino que la sociedad ha pasado a un modelo de vida en el que compartir tu vida es lo más habitual, y esto es un problema para aquellos que están fuera de las redes sociales donde se comparten estos hábitos, ya que están fuera de círculos sociales y pueden sentirse incluso discriminados.
Si nos paramos a preguntarnos si sería posible volver a una situación en la que la tecnología no cobrase tanta importancia, probablemente la respuesta sería que no merece la pena por la cantidad de compromisos que hay que correr, y por las dificultades que supone volver a un sistema anterior.
Como vemos es difícil imaginarse otro modo de vida que no sea el actual, pero esto no quiere decir que no hayan grupos sociales que estén viviendo de manera diferente. Podemos mirar a las tribus de los diferentes continentes para ver que es posible vivir sin depender tanto de la tecnología.
Un claro ejemplo son los amish, un grupo social muy particular que destaca por renunciar a la tecnología y vivir de manera autónoma con costumbres del siglo diecinueve. Hoy vamos a hablar sobre este grupo social del que no conocemos casi nada, y plantearemos si es posible adaptar algunas de sus costumbres.
Algo tienen que enseñarnos los Amish
Los amish son un grupo social etnoreligioso presente en Inglaterra y América del norte, descendientes de inmigrantes alemanes y suizos que llegaron a américa a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Este grupo social se caracteriza porque rechaza de pleno todas las comodidades y las tecnologías modernas. Este grupo social no tiene unas normas concretas, estas dependen de la región en la que viven, pero existe una unidad cultural de las diferentes comunidades que es realmente fuerte.
Mas allá de las vestimentas dignas de otra era, es interesante ver cómo dependiendo de las comunidades amish hay una relación más abierta o cerrada con la tecnología. Por ejemplo, en lo que respecta a los motores de combustión, algunas comunidades abogan por prohibir éstos en todas sus formas posbiles, ya sean aplicados a tractores o trilladoras; pero hay otras que aceptan su uso e incluso se puede poseer un vehículo mientras sea negro.
El motivo de esta prohibición del motor de combustión es el hecho de que con la llegada de los coches, los amish se dieron cuenta de que se diluía el sentido de comunidad dado que era más fácil viajar y hacer turismo, lo que hacía que los integrantes de la comunidad pasaran más tiempo fuera.
Otro de los aspectos en los que no se aplica la tecnología es en la construcción. Cabe destacar que los amish llevan un estilo tradicional hasta el punto de que ellos mismos son los que construyen las casas y los graneros. Esto difiere mucho de las casas modernas con muebles de diseño como los que se pueden encontrar en Dismobel, una tienda de muebles online donde encontrarás las últimas tendencias en muebles y decoración.
El interior de las casas también es muy rústico, y da la sensación de que es imposible vivir allí, ya que ni disponen de electricidad ni tampoco de internet. Aunque hay una diferencia muy grande para esta comunidad entre no disponer de una cosa y poder utilizarla. Esto es algo complejo de describir y se requeriría un artículo entero para explicar esta faceta del grupo.
Si reflexionamos parece imposible que la mayoría de las personas fuese capaz de sobrevivir en este tipo de comunidades varios días seguidos. De hecho, una manera de desconectarse es integrándose en este tipo de comunidades sin facilidades y sin distracciones que impidan vivir el momento presenta.