¿Alguien puede decirme que la escritura no es una de las ciencias más antiguas? Porque sí, aunque hablemos de letras la escritura también es una ciencia como las matemáticas o la física. Se trata de algo que el ser humano ha ido perfeccionando a través de los siglos pero que ya podemos ver en el antiguo oriente desde el cuatro milenio antes de Cristo.
El ser humano ha escrito en piedra, en madera, en pergamino, en papel, mediante herramientas de lo más variadas y cada vez más perfeccionadas y ahora lo hacemos en una pantalla de ordenador. Sé que estamos acostumbrados pero si te paras a pensarlo es algo realmente increíble.
El lenguaje, la comunicación, es una de las características más importantes que poseemos y sin ella no habríamos sido capaces de conseguir prácticamente nada. ¿Qué sería de aquellos libros que han sido traducidos a la mayoría de los idiomas de no haber tenido la posibilidad de hacerlo? Los habrían disfrutado sólo unos pocos. Pero más problemático aún ¿qué habría sido de nosotros sin la escritura?
Puede que me esté poniendo demasiado filosófica pero es que parece que hablar de tecnología nos nubla la mente de vez en cuando y no nos damos cuenta de lo que perdemos cuando dejamos de lado el apasionante mundo de la lectura.
Adoro los ordenadores y las nuevas tecnologías y me encanta el cine (que seguro que es algo en lo que muchos pensáis cuando se os habla de leer un libro) pero es que no es lo mismo y sólo los lectores sabrán de lo que estoy hablando.
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Desde niños, aunque luego lo olvidemos, empezamos a amar la literatura, mucho antes que a los ordenadores, porque es ella la que nos enseña a imaginar y a soñar, la que nos presenta a piratas, princesas y animales de fábula que hablan entre ellos y resuelven sus problemas con la ayuda del ingenio y la astucia. Sin embargo, llegamos edades más adultas y olvidamos todo eso, nos hacemos vagos para imaginar, para pensar en esos términos y optamos por el cine como mucho y algunos, ni siquiera eso.
Es verdaderamente terrible que dejemos morir algo que ha sido tan importante para el ser humano y el caso es que lo estamos haciendo. Los estudios demuestran que el número de lectores asiduos se reduce año tras año porque dejamos de necesitar lo que nos aporta la lectura ya que las nuevas generaciones centran su atención en otras actividades en las que utilizan su mente de una manera muy diferente. Cualquier adolescente que se precie, o al menos la mayoría, elegirán antes un Iphone o una tablet que el último libro del escritor más afamado del momento y eso es muy triste ¡Pero no lo dice un estudioso ni un profesor de literatura clásica de la Universidad! No, lo digo yo, una persona que ama las nuevas tecnologías y que se pasa el día investigando que hay de nuevo porque le encantan.
No es posible que olvidemos algunas costumbres en favor de otras cuando ambas son tan importantes. Debemos apoyar al científico tanto como al literato y viceversa, y debemos, ante todo, ayudar a nuestros jóvenes a repartir su tiempo para que puedan tener acceso a todas y cada una de las posibilidades que ofrece este mundo dejando a un lado las modas y las tendencias.