El mundo está cambiando. Sé que parece la frase que diría un anciano cuando ve qué tan diferente es el mundo actual de cuando él tenía 30 años o cómo son de diferentes los jóvenes a cómo lo era él pero gracias a la tecnología esto es así, le pese a quien le pese.
El problema, tal vez, radica en el uso que le demos a esa tecnología o en dónde se encuentra esa delgada línea que separa lo que está bien de lo que no, o incluso de lo que es legar o ético de lo que no lo es. En Cuervo&García están siempre a la última en cuanto a novedades al respeto porque saben que esto va a traer cola y cuando llegue el momento quieren ser los mejores, tal y como llevan siéndolo, según muchas opiniones, desde hace años. Son abogados pertenecientes al Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo y prestan sus servicios en toda Asturias.
Porque, echemos la vista atrás por un momento. Gracias a los avances actuales ya hemos tenido problemas de este tipo. Pensemos en el gran debate que se montó con la clonación dela oveja Dolly ¿hasta qué punto es ético clonar? ¿Tal vez un riñón para salvar una vida humana? ¿Y un par de ojos para devolverle la vista a alguien? ¿a lo mejor un corazón para un trasplante? Nadie sabe si abrir la caja de Pandora puede derivar en la clonación de un humano completo, por ejemplo, de ese niño que sus padres perdieron hace un año en un accidente de tráfico y del cual no pudieron despedirse. ¿Hasta dónde está bien o mal hacer este tipo de cosas?
Pensemos ahora en el invento de una cadena hotelera estadounidense que para ofrecer la mayor seguridad ante robos, atracos e incluso posibles atentados terroristas ha instalado unas cámaras infrarrojas a lo largo de todas sus instalaciones donde cualquier persona que pase por delante es escaneada constantemente y sin excepción ¿Es esto factible? ¿Es ético? ¿Justifica el fin?
Todas estas preguntas que ahora podemos o no hacérnoslas deberán tener respuestas en un futuro no demasiado lejano porque la tecnología, la biología, la ciencia en definitiva avanza a pasos agigantados y si aplicamos todos los descubrimientos, si los usamos tal vez se puedan estar vulnerando según qué derechos y en según qué situaciones y, por supuesto, siempre entrará a jugar la moralidad y la ética en todo esto.
Estoy totalmente a favor de la ciencia, de ayudar, de investigar, de innovar y mejorar nuestra calidad de vida en todos los sentidos pero creo fervientemente, como muchos otros, que esto debe reglarse de alguna manera, establecer ciertos límites y en esto sólo pueden meter baza los abogados, jueces y demás profesionales del derecho a nivel mundial.