El avance tecnológico no está exento de controversia, y si hace siglos el freno al desarrollo científico era la Iglesia, que impidió y no aceptó el modelo Heliocéntrico de Galileo hasta ya entrado el Siglo XX, o la inquisición que quemaba en la hoguera a todo aquel hereje que realizara algún tipo de ciencia que se entendiera contraria a la palabra De Dios.
Soy de esas personas que piensa que si no hubiéramos frenado el desarrollo tecnológico y científico en los siglos en los que la Religión era el núcleo sobre el que giraba la sociedad, hoy en día habría un conocimiento más amplio en campos como la astronomía o la medicina, que se paralizaron sustancialmente.
Pero hoy no vamos a hablar del pasado, vamos a hablar del presente, y de qué nos está trayendo la tecnología. En los últimos años los analistas han acertado el rumbo del desarrollo tecnológico, que gira entorno al uso de Internet en elementos del día a día con el fin de facilitar los procesos, tanto a empresas como consumidores.
Lo interesante es ver como las aplicaciones de esta tecnología denominada Internet de las cosas, o en inglés “Internet of Things”, han evolucionado hasta el punto de llegar a interconectar aspectos fundamentales del día a día a dispositivos móviles, o incluso nuestro propio cuerpo como veremos a continuación.
Esta tecnología no está exenta de polémica, pues uno de los principales problemas de este tipo de tecnología es la seguridad. Si hace unos años miles de cuentas de iCloud de famosos fueron vulneradas, obteniendo una gran cantidad de contenido sensible, dejando tras de si la duda de la seguridad, actualmente el daño que se puede hacer con el pirateo de uno de estos dispositivos puede ser verdaderamente dañino.
Un ejemplo de esto lo tenemos con los asistentes personales de Google y Amazon, Ok Google y Alexa respectivamente. Este tipo de dispositivos reconocen, identifican y llevan a cabo las tareas que se les ordena, por ejemplo poner música o programar una alarma. Algunos anuncios o programas de televisión llegaron a activar estos dispositivos para que compraran algunos productos, generando enfado entre los usuarios.
Aunque si insistimos más en el tema de la seguridad vemos que los piratas informáticos pueden piratear casi cualquier cosa que tenga cables y pantalla y una función productiva. Pasa con las páginas web también (recordemos el caso de WannaCry, que dejó a muchas empresas e instituciones en jaque durante unos días).
Pero si hablamos de las páginas web, estas pueden tener seguridad extra si se acude a expertos en el desarrollo de las mismas con experiencia en el sector. Una empresa referente en este sentido es Telemaco, una agencia global de Internet con más de veinte años en el sector que ha corroborado nuestra teoría sobre la situación actual sel sector.
Podrían piratear nuestro propio organismo
Un aspecto en el que el Internet de las cosas está empezando a aplicarse experimentalmente es la Biotecnología, un campo que entre otras investigaciones, está avanzando en la aplicación de implantes tecnológicos en seres humanos, dirigidos a mejorar y prolongar la salud de personas con enfermedades.
Pero el problema de estos implantes tecnológicos es si pueden o no ser pirateados, ya que existe una comunidad de piratas informáticos que intenta piratear todo lo que se le pone por delante. Aun así, no todos los implantes tecnológicos tienen aplicaciones médicas, sino que hay algunos implantes dirigidos a mejorar la calidad de vida.
Esto es así que en ciertas empresas han eliminado los sistemas tradicionales de “fichar” la hora de entrada y salida, introduciendo en el hueco de la mano entre el dedo pulgar y el índice una pequeña cápsula, que al ser detectada por los sistemas informáticos recoge automáticamente la hora de entrada y salida. Este tipo de implantes subcutáneos suelen funcionar con NFC, un sistema de radio de baja frecuencia que se utiliza actualmente para pagar con el móvil, o para realizar controles de stocks con facilidad.
Llegados a este punto, y a modo de reflexión, merece la pena hasta dónde vamos a llegar para introducirnos en el cuerpo implantes subcutáneos por comodidad, cuando en realidad las aplicaciones principales deberían ser para mejorar nuestra salud o evitar problemas. Tenemos que pensar que cuantos menos implantes se tengan menos probabilidades hay de ser hacheados, y esto es algo que puede llegar a salvarnos la vida en un futuro no muy lejano.